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El jueves se inicia en Pamplona la 7ª Conferencia de la Sociedad Española de Medicina Intensiva, dedicada a la pancreatitis aguda grave

martes, 09 de marzo de 2004

El próximo 11 de marzo se inicia en la Facultad de Medicina de la Universidad de Navarra, la 7ª Conferencia Nacional de la Sociedad Española de Medicina Intensiva, bajo el título "Pancreatitis aguda grave en medicina intensiva". El encuentro, organizado por la Sociedad Española de Medicina Intensiva, Crítica y Unidades Coronarias – SEMICYUC y la Unidad de Cuidados Intensivos del Hospital Virgen del Camino, se extenderá durante el jueves y viernes próximos.


La UCI de Virgen del Camino es uno de los organizadores de la Conferencia Nacional.

La pancreatitis aguda grave (inflamación del pancreas con formación de zonas necróticas) constituye el 20% de todas las pancreatitis agudas. Las principales causas, en el área mediterránea, son de origen biliar (cálculos biliares), el abuso del alcohol y las hiperlipemias (grasas o colesterol en sangre).


El jugo pancreático tiene una composición química semejante a la "lejía", con un pH muy alcalino, que nos permite realizar la digestión de las carnes y grasas que llegan al intestino. Cuando se origina una pancreatitis aguda grave, se ponen en marcha unos mecanismos intrínsecos, poco conocidos, que autodigieren la glándula pancreática.

A continuación se destruye el tejido pancreático, fenómeno denominado "necrosis". La consecuencia de esta necrosis es la destrucción de los canales que drenan el jugo pancreático, dando lugar a su escape hacia las zonas y tejidos vecinos, y provocando una auténtica quemadura en el interior del abdomen. Estos fenómenos producen una cascada inflamatoria sistémica que, si no se detiene de forma rápida, hace que la enfermedad tome "un camino sin retorno".

Su solución, una vez establecida la máxima gravedad, es difícil, y la Pancreatología Intensiva moderna se ha venido preguntando sobre las cuestiones de ¿cómo devolver el órgano a su capacidad de conservación inicial, cómo limpiar el escape, si es conveniente espera a que se congele o es mejor limpiar radicalmente todo, o cómo evitar que se extienda.


Ciertamente, se han producido grandes avances en los últimos 20 años. Se sabe que existe recuperación si detectamos pronto la enfermedad. Hay suficiente evidencia de que el ingreso precoz en una UCI se ha mostrado eficaz. También se han realizado grandes adelantos respecto a cuándo y cómo detectar estas pancreatitis que evolucionarán a una forma grave. Y existe, asimismo, suficiente evidencia científica de que la causa de la mortalidad es la contaminación infecciosa en fases tardías, a partir de la 2ª semana de evolución, si bien la profilaxis antibiótica ha logrado mejorar la evolución y mortalidad.


Corrección quirúrgica

Otro aspecto importante es la corrección quirúrgica. Hace más de 30 años la mortalidad en estos casos era superior al 50% (en algunos países era próxima al 80%). La práctica extendida de la intervención quirúrgica precoz durante los primeros días de enfermedad, generaba importantes complicaciones y sobreinfecciones. Hoy se sabe que es más eficaz retrasar la cirugía hasta que la "necrosis pancreática" se consolide y localice. Sin embargo, si la evolución se acompaña de múltiples complicaciones que ponen en peligro la vida del enfermo, se deberá definir la conveniencia o no de intervenir al paciente. De mantenerse estéril la necrosis, se indica un tratamiento conservador, optimizando el manejo en Intensivos –UCI-; pero si persiste el fallo multiorgánico, se sabe que éste empeorará si se precipita la cirugía. La decisión no es fácil. Por otro lado, si la necrosis esta infectada, la indicación es la intervención quirúrgica. No obstante, la intervención eleva la mortalidad y la estancia hospitalaria, en el mejor de los casos, se prolonga mucho.


Hay otros factores que influyen en dichas decisiones. El coste económico del tratamiento es enorme, sólo asumible por los Sistemas Nacionales de Salud. En Gran Bretaña, a finales de los años 90, el coste/tratamiento de una pancreatitis aguda grave en las Unidades de Cuidados Intensivos oscilaba entre los 13.557 y 54.216 euros (un 66% se va en su hospitalización, un 20% en cirugía y un 16% en su investigación). A pesar de estos gastos, se trata de una patología de muy buena rentabilidad, con una curación del 81% de los pacientes. Se produce, además, en un 77% de los casos, la completa rehabilitación del paciente a su vida cotidiana, incluida la incorporación al puesto de trabajo.


Gobierno de Navarra

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