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El Hospital de Navarra es líder en España en cirugía coronaria con el corazón latiendo

jueves, 25 de marzo de 2004

Responsables de un 40% del total de la mortalidad, las enfermedades cardiovasculares son la causa mas frecuente de muerte en Navarra. Entre ellas, se encuentra la cardiopatía isquémica (CI), culpable del 11% de las defunciones. Una tasa de mortalidad baja, sin embargo, inferior a la media de España. A ello contribuye la cirugía coronaria con el corazón latiendo y sin bomba de CEC, una técnica poco extendida que utiliza desde junio de 2000 el Hospital de Navarra y en la que es líder en España.


Imagen de un quirófano.

La cardiopatía isquémica es una enfermedad abundantemente conocida y estudiada, y su tratamiento abarca varios frentes: el estricto control o eliminación de los factores de riesgo, la administración de diversos fármacos, la angioplastia y la cirugía.


El tratamiento quirúrgico más frecuente es la cirugía de revascularización coronaria, que tiene por finalidad llevar sangre a una zona del corazón que se encuentra isquémica, (como consecuencia de haberse producido en ella una detención de la circulación arterial).

Para ello, se extraen unos segmentos de arterias o venas del propio paciente que serán empleadas como conductos para transportar la sangre hasta la zona necesitada. Los injertos arteriales se obtienen fundamentalmente de las arterias mamarias internas, localizadas en el tórax y de las arterias radiales que se encuentran en los antebrazos. Por su parte, los conductos o injertos venosos, se obtienen principalmente de las venas safenas internas, localizadas en las piernas. Estos conductos, pueden extraerse sin crear ningún problema sustancial en la zona de origen, ya que su función es suplida por las arterias o venas próximas.


Estos injertos se conectan a la aorta ascendente y a la arteria coronaria afectada. Es lo que se denomina by-pass aortocoronario. Puede ser necesario realizar uno o varios by-pass, para que la sangre vuelva a circular libremente a través del conducto implantado, volviendo a irrigar el músculo cardíaco.


La conexión del injerto, bien a la aorta o a las arterias coronarias, se denomina anastomosis y su realización es una labor que requiere gran precisión.


Uno de los accesos al recinto del Hospital de Navarra.

Las arterias coronarias en las que se efectúan los by-pass, tienen 1,5 y 2,5 mm de diámetro. En ellas se realiza una apertura longitudinal de entre 5 y 7 mm y una sutura con un hilo de 0,1 a 0,2 mm, con el que se dan entre 12 y 16 puntos estratégicamente distribuidos. Lógicamente, realizar estas anastomosis requiere al cirujano utilizar unas gafas especiales de aumento.


Hasta hace poco, para poder realizarla era necesario parar el corazón y emplear la denominada bomba de circulación extracorpórea (CEC), máquina que hace las veces de corazón y pulmón, y permite preservar la circulación del organismo, y en consecuencia la vida del paciente, mientras el corazón está parado.

Si bien esta técnica está perfectamente desarrollada, existe un pequeño porcentaje de efectos adversos y complicaciones, a veces letales, achacables a estos procedimientos.

Hoy día existen unas técnicas y dispositivos que permiten colocar de diversas maneras el corazón para acceder a sus arterias, e inmovilizar y acondicionar la zona en la que se va a trabajar. Durante el procedimiento, al no emplear la bomba de CEC, el funcionamiento global del corazón se debe mantener. Sin embargo, esta técnica también tiene sus inconvenientes. El movimiento de fondo del corazón molesta y la inmovilidad de la zona no es perfecta. Esta dificultad añadida a un proceso de por sí delicado, obliga a un mayor esfuerzo y destreza por parte del cirujano. El miedo a cometer errores se acentúa. El trabajo del anestesista también se ve ampliamente incrementado. Y en ocasiones, el corazón no tolera las distorsiones a la que se somete y es necesario realizar la operación con la técnica tradicional.


Todo esto hace que la técnica de cirugía sin bomba no haya cuajado de manera general. A pesar de que evita los problemas derivados de la parada cardiaca y del empleo de la bomba de CEC, sólo la practican un pequeño porcentaje de cirujanos cardíacos. En los centros españoles en los que se realiza cirugía coronaria, sólo en un 20% de los casos se practica sin bomba de CEC y con el corazón latiendo.



El Hospital de Navarra, líder en términos porcentuales


En el Hospital de Navarra, la técnica es realizada por los cuatro cirujanos que componen el Servicio de Cirugía Cardiaca. (Drs. I. Moriones, A. De la Fuente, R. Sánchez, y JL. Fernández). Esto hace que el 95% de la cirugía coronaria realizada desde junio del año 2000 haya sido con el corazón latiendo y sin CEC, convirtiéndose en el Hospital que, en términos porcentuales y con diferencia, mas cirugía realiza con esta técnica en España.


Además, el Servicio de Cirugía Cardíaca realiza de manera sistemática un sistema de autocontrol de calidad, con diversos controles que demuestran el excelente porcentaje de permeabilidad de los injertos y su correcto funcionamiento. La mortalidad descendió en un 1%, reduciéndose así del 4 al 3% (la media nacional está en el 5 %). Y se comprobó, finalmente, que un gran porcentaje de pacientes tiene mejor recuperación y está en disposición de irse antes de alta.


Cabe reseñar como novedad, que ha comenzado también a emplearse en el este centro hospitalario una nueva técnica my poco extendida todavía: la técnica MECC (Cirugía con mínimo bypass), cuyos resultados son excelentes, ya que reduce las complicaciones de la parada cardiaca y de la CEC convencional. Su uso se restringía en un principio a la cirugía coronaria, pero en la actualidad se esta utilizando también en la cirugía cardiaca de reconstrucción o recambio valvular.


Gobierno de Navarra

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