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Maite Font: “Navarra tiene 123.000 personas mayores, uno de los índices de envejecimiento más altos de España”

viernes, 24 de noviembre de 2006

La Coordinadora del Voluntariado Geriátrico de Pamplona particípó ayer en el ciclo de conferencias de la exposición "Navarra: un futuro entre todos"


Maite Font (sentada en la mesa a la izquierda del espectador) durante la charla.

Maite Font (sentada en la mesa a la izquierda del espectador) durante la charla. ( ampliar imagen )

Maite Font, coordinadora del Voluntariado Geriátrico de Pamplona, participó ayer en el ciclo de conferencias que forma parte del proyecto educativo diseñado por la Fundación Arte Viva para la exposición “Navarra: un futuro entre todos”.

El tema de su charla fue ‘Los mayores, una cuestión de todos’ y una de las primeras cosas que explicó la gerontóloga fue que “Navarra tiene, con más de 123.000 personas mayores, uno de los índices de envejecimiento más altos de España. Las previsiones apuntan a que este tipo de población va a seguir creciendo, por lo que es necesario buscar respuestas a sus necesidades”

La coordinadora del voluntariado de Pamplona afirmó que “los mayores no son aquellas personas mayores de 65 años ni aquellas que están enfermas, sino son aquellas personas cuyo ciclo de vida se encuentra ya en la etapa final. Envejecer es un proceso inevitable y que conlleva un deterioro, pero eso no significa que los mayores dejen de ser personas”.

Una vez aclarado este punto de partida, Maite Font prosiguió hablando de la esperanza de vida: “En este último siglo la esperanza de vida ha aumentado de 60 a 80 años. Hay que apuntar que siempre es más alta en las mujeres que en los hombres, pero esto no quiere decir que la calidad de vida sea mejor. El relevo generacional se garantiza gracias a la presencia de emigrantes y al incremento en la tasa de nacimientos. Dentro de unos años tendremos una población mestiza rejuvenecida e intercultural, lo que supondrá una gran oportunidad para el enriquecimiento humano”.

Retomando el alto índice de envejecimiento de Navarra, la gerontóloga explicó que “debido a este aumento, hay que buscar respuestas a las necesidades de los mayores; respuestas no sólo físicas o de cuidados para garantizar la supervivencia, sino de atención integral. Los mayores, como todas las personas, mantienen a lo largo de toda su vida la necesidad de tener cubiertas otras necesites de índole psicológica y social, igualmente importantes para su bienestar pero difícilmente mesurables”.

Maite Font explicó que los agentes principales para desarrollar estas respuestas son tres: las administraciones (autonómicas y locales), la familia (como fuente primordial de afecto y recuerdo) y la sociedad en general. Sobre las administraciones, la ponente indicó que “Navarra cuenta con una de las Leyes de Servicios Sociales más antiguas del territorio español (marzo 1983). Actualmente, está en proceso su revisión para actualizar e introducir un conjunto de medidas tendentes a garantizar una mejor cobertura a las distintas necesidades sociales emergentes en una sociedad plural, abierta y desarrollada como es la nuestra. Su modernización es fundamental para mejorar los servicios y diversificar recursos a favor de aquellos que presentan algún tipo de deficiencia. El abanico de recursos que se debe plantear en la revisión es completo: servicio domiciliario, centros de día, estancias diurnas, plazas de respiro, viviendas tuteladas, apartamentos y residencias geriátricas”.

El segundo protagonista es la familia, fuente primordial de afecto y recuerdo. “Es una pieza fundamental tanto por lo que provee de servicios, como por lo que supone de fuente de afecto y recuerdo. Posiblemente, la familia es lo único que aún puede satisfacer a los ancianos cuando se acerca el dolor, la limitación o la progresiva pérdida de identidad. Pero esta situación ya no se puede dar de la misma manera que antes, porque también las familias y sus relaciones han cambiado. La forma de vivir actual nos obliga a un ritmo acelerado en el que es difícil atender todas sus necesidades. Ellos necesitan sentirse importantes y queridos por los suyos”, continuó la gerontóloga.

Sobre el último agente, la sociedad en general, Maite Font comentó que “humanizar las relaciones es tarea que compete a todos. En el campo de la vejez es claro que la imagen que de ella se transmite está cargada de estereotipos que distorsionan la percepción correcta de esta realidad. Hay que valorar esta etapa de la vida en sus aspectos positivos lo cual, sin duda, dará como fruto un mejor conocimiento de su significado y una aceptación más natural del proceso”.

Como conclusión, la coordinadora del Voluntariado Geriátrico de Pamplona hizo la siguiente reflexión: “Todos somos representantes de un aporte de humanidad, solidaridad y compromiso difícilmente medible e imposible de recompensar, porque sólo admite como premio la satisfacción de la propia conciencia por el servicio prestado. Al asumir como parte de la tarea vital el acompañar a quienes presentan o padecen carencias y luchar por remover los obstáculos que las ocasionan, conseguiremos una sociedad más justa, más sensible y más humana en la que quepan todos con independencia del origen”.


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