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"Cuadernos de Etnología y Etnografía" publica un estudio sobre las fiestas patronales en el siglo XVIII

lunes, 27 de agosto de 2007

El último número de “Cuadernos de Etnología y Etnografía de Navarra” publica, entre otros, el trabajo “Obligación y devoción. Fiestas patronales de Navarra en el siglo XVIII”, de Ana Zabalza Seguin, del Departamento de Historia de la Universidad de Navarra.


La autora analiza en primer lugar los conceptos de “ocio” y “fiesta”, y señala que “las fiestas fueron objeto de preocupación por parte de las autoridades, quienes con frecuencia vieron en ellas motivos de alteración del orden público o de gasto innecesario de recursos”, si bien “los mecanismos del poder se mostraron incapaces de controlar las manifestaciones festivas, frente a unas comunidades que se resistían a renunciar a esta importante parte de la tradición”.


A continuación, el estudio analiza un tipo de fiesta de la Navarra del Antiguo Régimen, las llamadas “mezetas”. El origen del vocablo podría estar en la voz latino-vasca meza (misa) y eta (sufijo abundancial), es decir, “muchas misas”, pero, como se apunta, la celebración religiosa era sólo una parte de la fiesta, uno de cuyos componentes principales era el exceso. Así, según relata Iribarren, “las Cortes de Pamplona de 1553 prohibieron las mecetas en todo el Reino, por los abusos en el comer y beber que se cometían con ocasión de ellas”. En Guipúzcoa, las Juntas Generales, reunidas en Mutriku en 1576, “hicieron una Ordenanza mediante la cual se prohibió el que en las mecetas hubiese danzas durante la noche. Más tarde, en 1757, las Cortes de Navarra establecieron que no se pudiera tener más de un día de fiestas, pero la costumbre estaba tan arraigada que numerosos pueblos violaron la orden.


Los elementos de los que constaban las fiestas favorecían, según este estudio, las peleas y los desórdenes públicos, así como el desacato a la autoridad. Ana Zabalza afirma que “los poderes públicos lo sabían, y por ello pusieron tanto empeño en regular la celebración de esas fiestas, puesto que prohibir su celebración era imposible”.


Finalmente, el trabajo de Ana Zabalza Seguin analiza un proceso de 1730 sobre los sucesos ocurridos en 1730 en las mezetas celebradas en Javerri, un pequeño lugar de Lónguida, cuando se registraron diversas peleas.


Además de este estudio, el último número de “Cuadernos de Etnología y Etnografía de Navarra” publica los siguientes trabajos: “El molino harinero de Zubieta. Evolución histórica”, de David Alegría Suescun; “La elaboración de harina en Navarra. La instalación de El Molino de Buñuel o la Fábrica de Harinas La Imperial”, de Rosa María Armendáriz Aznar y María Rosario Mateo Pérez; “Encuesta etnográfica sobre agricultura: Sartaguda”, de Julián Díez Torres; “Las ermitas: monumentos de segunda categoría. Apuntes sobre una desaparición anunciada: la ermita de Nuestra Señora del Camino (Nagore)”, de Daniel García Jaurrieta; “Viana celebra los acontecimientos de la monarquía”, de Juan Cruz Labeaga Mendiola; “Vocabulario etnográfico del valle de La Berrueza”, de David Mariezkurrena Iturmendi; “Trabajo artesanal de la madera en Navarra. Kaikugiles, cuchareros y tallistas”, de Pablo Orduna Portús y Ester Álvarez Vidaurre; “Etnografía histórica de Mendavia. Panadería, molino y tiendas”, de María Inés Sainz Albero, y “Ensayos sobre la etnohistoria de Añorbe”, de Javier San Martín.



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