Lo más emocionante que hice en mi vida

no fue marcharme.

Mi nombre es Sandalio.

Sandalio Monreal.

Me fui hace unas cuantas primaveras,

todo era diferente

y mucho más grande que en mi tierra.

Aún así, añoraba el olor a campo,

el rocío de las mañanas

y los inviernos fríos.

Hice grandes amigos.

Me dejé querer y me quisieron mucho.

Pero allá donde fuera,

siempre me llamaban el Gallego.

che Gallego, proba la carne, la mejor del mundo

Me cansé de decirles que era Navarro

pero nada, Gallego me quedé,

y aún conservo ese apodo.

Eso sí mira,

por muchos años que pasaron

nunca perdí del todo mi acento.

Sandalio, otro cafecico.

Como echaba de menos mi casa,

mi gente.

Y como no aquellas grandiosas partidas de mus.

¡Envido!

Conocí a gente maravillosa,

que en mis momentos de añoranza,

supieron dar la talla.

¡Ese pibe es familiar tuyo!, seguro ¿no?

Algo exagerados sí que eran

pero me hicieron el viaje más corto.

Un buen día llegó el momento de volver

y decidí presentarme

sin hacer ruido

en un día muy especial.

Lo primero que hice fue recordar

el sabor de mi tierra,

recordé el entusiasmo de nuestra gente.

Definitivamente lo más emocionante

que he hecho en mi vida

ha sido regresar.