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El consejero Corpas visita la adecuación realizada en el Museo “Jorge Oteiza” para exhibir la colección de Ciga
martes, 02 de marzo de 2010
El museo sito en Elizondo ha recibido una subvención del Gobierno de Navarra de 124.553,85 euros para la adecuación del espacio
El Gobierno de Navarra, a través del Departamento de Cultura y Turismo, ha colaborado en el proyecto con asesoría técnica, el depósito de nueve cuadros de la colección del Museo de Navarra, recientemente restaurados; y la subvención de 124.553,85 euros de la convocatoria de ayudas para inversiones en museos en 2009, para la adecuación del espacio (supone prácticamente el 100% del proyecto).
Han acompañado al consejero en la visita la alcaldesa de Baztan, Virginia Alemán, y varias personas vinculadas al Museo, entre ellas la pintora Ana Mari Marín.
El museo tiene su sede en la casa Puriosenea, llamada popularmente “casa de los moros”. Se trata de uno de los edificios más antiguos del casco urbano de Elizondo, fechado entre finales del siglo XV y principios del XVI.
En 2001, la familia Iturria-Repáraz cedió generosamente el uso de esta casa al pueblo de Elizondo, con el fin de que se destinase a albergar un museo que recogiese la historia y costumbres de Baztan. Este proyecto se hizo realidad con la inauguración en 2003 del Museo Etnográfico de Baztan “Jorge Oteiza”, que muestra piezas relacionadas con las formas de vida y de trabajo propios del valle ya desaparecidas o radicalmente transformadas en las últimas décadas. El nombre del escultor vasco Jorge Oteiza se unió desde el principio al proyecto museístico al donar en 2002 la escultura “Maternidad”, que se encuentra en el pequeño jardín frente al museo.
Recientemente, el museo se ha transformado para alojar la colección pictórica del artista Javier Ciga, cedida al Ayuntamiento de Baztan por la fundación que lleva su nombre. El objetivo del nuevo montaje museográfico ha sido establecer un diálogo entre las piezas etnográficas y las obras del artista, principalmente con aquellas de carácter costumbrista, una faceta de Ciga que le llevó a plasmar tipos y expresiones propios del carácter baztanés. De esta manera, el museo ofrece al visitante un recorrido evocador del pasado del valle, doblemente atractivo al conjugar la contemplación de los enseres recuperados del olvido con las escenas que recrean, con una gran calidad artística, los ambientes en los que fueron utilizados.
Itinerario expositivo de la obra de Ciga
En la primera planta del museo se expondrán cuatro de las obras que pintó el artista coincidiendo con su estancia parisina. Son obras de gran formato de carácter narrativo y decorativo, basadas en la obra de su admirado Navarro Villoslada “Amaya o los vascos en el siglo VIII”, obras donde se mezcla la temática histórica y costumbrista en la línea de exaltación etnográfica, de acuerdo con los postulados estéticos e ideológicos de la época. Ejemplo de ello son “Bajo el árbol de Jauregizar” – contenido simbólico-, “Proclamación del Primer rey de Navarra” y otras dos obras de gran contenido etnográfico ” Salida de Misa”y “Sokadantza”. Todas ellas, en mayor o menor medida, presentan abocetamiento, a favor de la idea de conjunto y gran potencial narrativo.
La segunda planta acogerá retratos, un género en el que Ciga mostró especialmente su arte. Serie de retratos infantiles correspondientes a sus hijos Natitxu y Migueltxo y a su cuñada, Fely niña, donde espontaneidad, ternura, viveza definen magistralmente ese mundo infantil tan próximo al pintor.
Su “Autorretrato”, obra maestra en la que igual que Velázquez se nos muestra pletórico en su acción de pintar y con sus obras al fondo.
Dos retratos de su mujer Eulalia, un busto de perfil y otro de cuerpo entero, caracterizado por su preciosismo y elegancia de tradición inglesa en el que la figura aparece ladeada, se recrea en las calidades y trasparencias del lujoso vestido y al fondo un paisaje de carácter romántico.
También colgará “Estudio”, un dibujo al carboncillo con el que ganó la medalla de oro de la Academia de San Fernando, obra de gran complejidad tanto por el tratamiento de las anatomías, como por los escorzos y el juego de luces y sombras.
El Realismo llega a su punto más elevado en “Viejo con violín”, donde aúna apariencia dura y ruda con la dignidad propia del personaje.
También podrán contemplarse pequeñas tablitas de paisajes parisinos y baztaneses. Entre ellas, cabe resaltar su obra “Nocturno en el Sena”, por sus manchas de color violento, próximas al Fauvismo.
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