Los pastos en Navarra

La tipología de los pastos en Navarra viene determinada por la variedad de climas y paisajes. A grandes rasgos, se diferencian tres zonas muy contrastadas. La Montaña, al norte, registra una fuerte influencia atlántica en el noroeste y alpina en el noreste. La porción más meridional de Navarra es de marcado carácter mediterráneo. Ambas se encuentran separadas por una zona de transición que comparte características de las dos zonas: es la denominada Navarra Media.

En la Navarra atlántica, los recursos son, de manera general, pastos arbustivos y herbáceos de carácter acidófilo: robledales y fresnedas en las cotas de menor altitud y de hayedos en las cotas más altas. De manera muy general se trata de pastos muy productivos con prolongados periodos vegetativos, prácticamente no tienen parón estival, aunque la calidad es limitada debido a la acidez del sustrato. Destacan por su extensión los matorrales de tojo, brezales, retameres y, de manera característica, los abundantes helechales. En el Pirineo, la porción oriental de la Navarra montañosa, los pastos forestales, de tendencia tanto basófila como acidófila, tienen producciones algo más reducidas que en la zona atlántica y periodos vegetativos de entre 5-6 meses, y son frecuentes los brezales, enebrales rastreros, matorrales de otabera, cervunales, y pastos calcícolas y alpinos; los pastos arbolados están constituidos por hayedos, abetales, pinares de pino negro y de pino silvestre.

En la Navarra Media las superficies destinadas al cultivo de cereal comienzan a ser importantes, y rastrojos y barbechos son recursos para el ganado. En las superficies arboladas, robledades que dan paso a los quejigales hacia el sur, y fresnedas. Los recursos pastables forestales son de carácter básico, en general bastos, y de producción y calidad muy estacional concentrada en primavera y en menor medida en otoño: matorrales de otabera, enebrales, bojerales, zarzales y rosaledas, aliagares y tomillares y pastos xerófilos.  Estos pastos arbolados pueden llegar a constituir un importante recurso pascícola.

En la Ribera, situada en la depresión del Ebro, se da el clima mediterráneo más seco de Navarra, con  grandes oscilaciones de temperatura, pocas lluvias e irregulares, generalmente torrenciales, y fuerte presencia del cierzo. Los principales recursos pascícolas son  residuos de cosechas de cereal en secano y de cereal y hortícolas en regadío. Los pastos forestales se intercalan entre los cultivos: coscoja, aliaga, tomillo, enebro, sabina, romero y sisallo, entre otras, de producción estacional y baja calidad. Los carrascales constituyen igualmente un recurso pascícola en algunas zonas.