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El Gobierno de Navarra restaura la losa sepulcral de Sancho VII el Fuerte y las pinturas murales del sepulcro de Sánchez de Asiáin viernes, 14 de septiembre de 2012
Las intervenciones han tenido un presupuesto global de 29.046 euros
El sepulcro de Sancho VII el Fuerte, restaurado.
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El Gobierno de Navarra ha finalizado recientemente las labores de restauración acometidas en la losa sepulcral del rey Sancho VII el Fuerte, sita en la Colegiata de Roncesvalles, y de las pinturas murales del sepulcro de Miguel Sánchez de Asiáin, ubicado en el claustro de la catedral de Pamplona. Ambas actuaciones han sido ejecutadas por la empresa Sagartea, S.L, con un presupuesto global de 29.046 euros.
La intervención en el sepulcro de Sancho VII el Fuerte, con una inversión de 7.620 euros, ha consistido en la eliminación y retoque de zonas reconstruidas burdamente con anterioridad, especialmente en el ojo y mejilla del lado derecho y la nariz del monarca, que desvirtuaban la expresión de su rostro.
Asimismo, se ha procedido al estudio y análisis de los materiales compositivos, tanto del soporte pétreo como de pequeños restos de la policromía original que en su día revestían la escultura y que aún se mantienen. Todos estos datos pasarán a formar parte de la memoria de la intervención.
Además, se ha aprovechado la circunstancia para que la experta Clara Fernández Ladrera, especialista en escultura medieval que actualmente realiza un estudio de los sepulcros medievales navarros, pudiera estudiar mejor la pieza. Sus visitas han servido para revalorizar la pieza, considerada hasta ahora una obra de mediana calidad.
Sepulcro de Sánchez Asiáin
Por otro lado, se ha procedido a la restauración de las pinturas murales del sepulcro que fuera obispo de Pamplona entre 1356 y 1364, Miguel Sánchez de Asiáin, que, junto con las pinturas del sepulcro de Lionel de Garro, constituyen las únicas muestras de la decoración mural que tuvo el claustro de la catedral de Pamplona y uno de los mejores ejemplos de escultura y pintura góticas de Navarra.
La actuación, con un presupuesto de 21.426 euros, ha consistido en la fijación de la pintura y revocos, en la limpieza mediante medios químicos, mecánicos y láser, y en la consolidación puntual del soporte. Se han seguido criterios de mínima intervención, buscando únicamente la conservación del conjunto, sin entrar en reconstrucciones de volumen o de color.
El sepulcro está ubicado en el fondo de la crujía este y está formado por un nicho con la estatua yacente en la base y un arco apuntado, bajo el cual se desarrolla un calado. La decoración sigue por encima del arco hasta inscribirse en un rectángulo que ocupa todo el muro en altura. Las pinturas datan de la segunda mitad del siglo XIV. Su autor, desconocido, se hacía llamar “Maestro de la Escuela de Aviñón” y era conocedor de la pintura italiana sienesa.
En 1954 se arrancaron las pinturas del interior del nicho sepulcral y de la superficie inferior del arco, y pasaron a ingresar en la colección del Museo de Navarra en 1955. En la catedral quedaron las pinturas aplicadas en el enmarque arquitectónico, las que han sido objeto de actuación. Su estado de conservación era precaria, con grandes abolsados y levantamientos y con parte del revoco desprendido del muro, lo que dificultaba su lectura y contemplación.
Entre las pinturas conservadas en el claustro, se reconoce a la izquierda a San Miguel alanceando al diablo y a la derecha, las almas pesando. Bajo estas representaciones, y a menor escala, aparecen a ambos lados galerías con santas. Por su parte, las conservadas en el Museo de Navarra desarrollan escenas del Juicio Final, la vida de la Virgen y tondos con bustos de profetas.
Nota de prensa:
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