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La guerra civil de la República Centroafricana paraliza un proyecto de cooperación financiado por el Gobierno de Navarra jueves, 04 de julio de 2013


La delegada de Cruz Roja ha relatado al consejero de Políticas Sociales su salida forzosa del país


El consejero de Políticas Sociales, Íñigo Alli, ha mantenido recientemente un encuentro con la delegada de Cruz Roja Española en la República Centroafricana, la pamplonesa Adriana Ciriza, quien le ha relatado la situación de guerra civil que vive este estado y que ha supuesto la paralización forzosa del proyecto que esta entidad desarrolla desde 2011 en Basse Koto, prefectura al sur del país.

A través de este proyecto, cofinanciado por el Gobierno de Navarra con 70.000 euros, se pretende mejorar el acceso al agua potable y las condiciones sanitarias de la población más vulnerable de la zona, estimada en 10.000 personas. El presupuesto total de esta iniciativa asciende al millón de euros y cuenta con la financiación de la Unión Europea y fondos propios de Cruz Roja Española.

Según le ha manifestado al consejero Alli, Adriana Ciriza espera que los combates y la violencia amainen para poder regresar a la República Centroafricana y retomar el proyecto. Para ello será necesario realizar una evaluación in situ de los daños y pérdidas y ver cómo afectan a la consecución del objetivo perseguido con esta iniciativa de cooperación al desarrollo.

Cabe destacar que la falta de acceso al agua potable, debido a las malas condiciones que presentan los pozos y las fuentes, son causa directa del alto índice de mortalidad infantil registrado en la República Centroafricana, uno de los más altos del mundo. A pesar de la riqueza natural del país, que dispone de grandes cantidades de uranio, oro, coltán y diamantes, la mayor parte de su población vive en situación de extrema probeza.

En el encuentro también han participado el director del Servicio de Atención al Desarrollo e Inclusión de las Personas, Andrés Carbonero; el responsable de Comunicación e Cooperación Internacional de Cruz Roja Navarra, José Aldaba.

Relato de los hechos

Tal y como ha explicado Ciriza al consejero de Políticas Sociales, a finales del año pasado varios grupos rebeldes se unieron para derrocar al entonces presidente y provocar un golpe de estado. Este grupo, llamado SELEKA, comenzó a protagonizar ataques, asaltos en las pocas carreteras que atraviesan un país de escasas infraestructuras, saqueo a poblaciones, etc. A principios de enero se firmó un acuerdo mediante el que se configuraba un nuevo gobierno de coalición en el que SELEKA, ya constituido como partido político, tenía participación.

Durante este tiempo, el equipo de Cruz Roja, continuaba con el desarrollo del proyecto en Basse Kotto, zona fronteriza con Congo, considerada segura en la medida en la que nunca antes había sido atacada. “El impacto del proyecto en la población era realmente impresionante. Primero, porque valoraban y agradecían que fuéramos la única entidad que trabajaba y permanecía en la zona; y, segundo, porque los beneficios de la colocación de pozos y letrinas eran enormes, especialmente para las mujeres, quienes habitualmente deben de caminar cinco horas para buscar agua”, ha contado Ciriza.

Sin embargo, a mediados de febrero, la crisis político-militar volvió a intensificarse con la radicalización de algunos sectores de SELEKA, formados en su mayoría por mercenarios llegados de Sudán y Chad. Una noche, un grupo de unos 20 rebeldes armados entró en Mobaye y atacaron la Misión Católica, lugar en el que Cruz Roja Española guardaba los materiales del proyecto. Ante la amenaza y el miedo, el equipo de personas que estaba en aquel momento en la localidad huyó al bosque; mientras que los insurrectos se hicieron con los vehículos, documentos y robaron todo el material.

Fueron momentos de gran tensión, como ha narrado Ciriza, quien trataba de localizar y comunicarse por teléfono con sus compañeros asaltados desde Bangi, la capital, donde estaba en ese momento. Tras este incidente, los hechos se precipitaron. Los rebeldes lanzaron un comunicado con un ultimátum al gobierno para tomar el país en 48 horas y el peligro era tan eminente, que fue imposible que el equipo de Cruz Roja volviera a la zona. “Te juegas la vida. Ni siquiera el emblema de nuestra entidad nos ha protegido en esta ocasión, porque los rebeldes decían que si llevábamos una cruz en el coche, también éramos cristianos”, ha dicho Ciriza.

Finalmente, y valorando el alto riesgo y la imposibilidad de continuar con el proyecto, la cooperante navarra cogió el último de los aviones que salió de Bangi, justo antes de que los combates más violentos estallaran. Se desconoce el número de personas que han muerto, han sido heridas o han tenido que huir durante estos meses, en una guerra civil silenciada y sin espacio en los medios de comunicación internacionales. “No sé por qué razón o qué intereses hay para que no se escuche nada de lo que está ocurriendo en el país”, ha expresado Ciriza.


Nota de prensa:

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