Entrega de la Medalla de Oro  

La Medalla de Oro de Navarra se ha entregado este mediodía en el patio isabelino de la sede del Departamento de Cultura, Turismo y Relaciones Institucionales, durante un acto presidido por Yolanda Barcina. En la ceremonia, que ha contado con la presencia de las principales autoridades de la Comunidad Foral, también han participado el presidente del Parlamento de Navarra, Alberto Catalán, y la vicepresidenta primera y consejera de Economía, Hacienda, Industria y Empleo, Lourdes Goicoechea.   Por parte de Félix Huarte, ha recogido la medalla su hijo Jesús Huarte Beaumont; y en representación de Miguel Javier Urmeneta ha recibido la distinción su hija María Urmeneta Ochoa.  

En su discurso de agradecimiento, Jesús Huarte ha dicho que su padre “pertenecía a un tiempo determinado en el que las cosas de hacían de una manera y no de otra, pero el hilo conductor de su personalidad y de su trabajo fue ese constante empeño en mejorar el mundo en que vivía, empezando por lo más cercano, él mismo, su familia y Navarra”.  

Tras recordar que su madre, Adriana Beaumont, también fue galardonada hace 20 años con esta misma medalla por su trabajo social en Navarra, destacó que además de dedicar “un gran esfuerzo” a la industrialización de Navarra, Félix Huarte  también dio “una enorme importancia a la agricultura. En un momento triste en el que la emigración dejaba los terrenos baldíos, intentó demostrar que se podía vivir del campo”, y añadió que “su sueño del Señorío de Sarría, la finca que compró en los años cincuenta y en la que dejó casi todos sus ahorros, es representativo de sus ideales.  

Asimismo, ha aludido a su patronazgo de la cultura, en música y arte, y ha terminado su intervención indicando que si su padre hubiera vivido hoy “habría luchado por una Navarra moderna y sostenible, apoyaría las energías renovables y seguiría luchando por una tierra limpia, próspera y fértil, como este pueblo nuestro al que pertenecemos y del que tan orgullosos nos sentimos, y al que, siempre y especialmente hoy, damos las gracias”.  

Por su parte, María Urmeneta ha agradecido la medalla con la que ha sido distinguido su padre “por una de las tantas cosas que hizo por Pamplona y por Navarra”. Tras enumerar algunas de las iniciativas que puso en marcha o en las que colaboró desde sus cargos institucionales, ha aludido a su participación en la industrialización “de aquella Navarra emigrante y empobrecida que atravesó un panorama lleno de curvas, dejando a su paso progreso, trabajo y bienestar”.  

Ha definido a Miguel Javier Urmeneta como “una figura representativa de valores democráticos y del interés general” que siempre estuvo “al lado de aquellos a los que la vida no les era fácil”. “Prestaba ayuda sin importarle color político ni condición social. Puertas abiertas para todo el que le necesitara, a cualquier hora”.  

María Urmeneta ha afirmado que “por amor a Navarra” su padre “rechazó sin aspavientos carteras ministeriales y altos cargos”. “Navarra, siempre Navarra, a la que dedicó todo su desinteresado esfuerzo, en su mente y en su corazón”, ha concluído.

Ambientación musical y lectura del decreto 

La parte musical de la ceremonia, que ha sido retransmitida en directo por Navarra Televisión, ha estado a cargo del coro Premier Ensemble de la AGAO, dirigido por Iñigo Casalí, que ha cantado el Himno de Navarra, Marcha para la entrada del Reyno (s. XVIII), y las piezas "Per te d'immenso giubilo", de Lucia di Lammermoor (obra compuesta en 1835 por Gaetano Donizetti); y "Nessun dorma", de la ópera de Giacommo Puccini Turandot (estrenada en Milán en 1926). Asimismo, la Banda de Trompetas y Timbales del Gobierno de Navarra ha interpretado el Himno de España.

Durante el acto, la directora general de Relaciones Institucionales, Fátima Baigorri, ha leído el decreto foral por el que se concede la Medalla de Oro de Navarra a los impulsores del Programa de Promoción Industrial de Navarra de 1964.

El Programa de Promoción Industrial

El Programa de Promoción Industrial fue aprobado por la Diputación Foral en 1964, tras la llegada de los dos nuevos diputados por Pamplona, Félix Huarte, que sería vicepresidente, y Miguel Javier Urmeneta. Ambos fueron los promotores de esta iniciativa para propiciar el despegue industrial de Navarra -que había quedado fuera de los polos de desarrollo diseñados por el Estado-, cómo única vía para mejorar las condiciones de vida de los navarros.

Los objetivos concretos de la iniciativa eran los siguientes: evitar la emigración de la población navarra, lograr una expansión industrial equilibrada en todo el territorio foral, aprovechar al máximo el uso de los recursos naturales de Navarra (potenciar la producción agrícola, ganadera y forestal), crear puestos de trabajo para mano de obra cualificada, técnicos y titulados navarros, movilizar el ahorro y recursos financieros autóctonos y atraer capitales foráneos.

El programa se sustentó en la capacidad foral de ofrecer subvenciones y exenciones fiscales a la creación o ampliación de empresas (los beneficios alcanzaban a proyectos a partir de un millón de pesetas de inversión y creación de 10 empleos). Estas ayudas se complementaron con un plan de inversiones públicas en materia de comunicaciones, polígonos industriales, formación profesional, etc.

Según los datos correspondientes al periodo 1964-75, se acogieron al PPI un total de 207 proyectos empresariales, que posibilitaron la creación de 19.167 puestos de trabajo. Las inversiones ascendieron a 12.022 millones de pesetas. Por sectores, destacan las actividades metalúrgicas y, dentro de ellas, la construcción y reparación de maquinaria y material de transporte, así como el de alimentación y madera. Entre todos ellos, suman el 60% de las empresas incluidas en el programa.

En lo que se refiere al lugar de implantación, se crearon 14 polígonos industriales repartidos por todo el territorio foral. No obstante, destaca la importancia de Pamplona, que absorbió el 50,7% de las inversiones y el 37,6% del empleo generado, seguido de la Ribera (20,7% de inversión y y 25,1% de empleo), el resto de zonas presentan porcentajes similares cercanos al 10%, excepto la Montaña que posee índices inferiores.

Da cuenta de la buena acogida de la iniciativa, el hecho de que en 1965, al año siguiente a su implantación, solicitaron ayudas un total de 157 proyectos, de los que 80 correspondieron a nuevas empresas y 77 a ampliaciones de ya existentes.