Una alimentación sana contribuye a prevenir y controlar la enfermedad vascular y nos ayuda a sentirnos bien física y mentalmente.
Algunos aspectos a tener especialmente en cuenta son:
Las grasas: se trata de reducir ciertos tipos de grasas: carnes grasas, embutidos, salchichas, hamburguesas, patés, mantequilla, nata, bollería, pasteles, patatas fritas… que intervienen en la producción de depósitos de grasa en las arterias y aumentan el colesterol total y el colesterol “malo” o LDL colesterol.
Existen otras grasas como las de algunos pescados: sardina, trucha, salmón… o frutos secos: nueces… que tienen beneficios para el corazón y aumentan el colesterol “bueno” o HDL colesterol.
Las frutas y verduras: tienen efectos protectores, por lo que se recomienda consumir a diario ensalada, verdura y 2-3 frutas.
La sal: puede aumentar la tensión arterial. Se recomienda cocinar con poca sal y evitar el salero en la mesa, sustituir por especias y reducir los precocinados, conservas, aperitivos salados, sopas de sobre, mostaza, ketchup, ahumados, etc. que son ricos en sal.
Alcohol: Evita el consumo excesivo de alcohol por sus efectos perjudiciales sobre el corazón.
Raciones: Prestar atención al tamaño de las raciones. En general el tamaño de platos y raciones ha aumentado mucho y es necesario reducirlos.
Cómo preparar: No abuses de fritos ni condimentos. Hay formas más saludables de preparar las comidas, como la plancha o el asado.