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Comienza una campaña de declaración de Bienes de Interés Cultural centrada en piezas de platería
jueves, 29 de mayo de 2008El Gobierno de Navarra, a través del Departamento de Cultura y Turismo, ha iniciado una campaña de declaración de Bienes de Interés Cultural (BIC) centrada en las piezas de platería más singulares de la Comunidad Foral.
Relicario del Monasterio de Azuelo.
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De esta forma, al frontal de altar de San Miguel de Aralar, el relicario conocido como “Ajedrez de Carlomagno” y la Virgen de Roncesvalles, la Custodia procesional de Santa María de Sangüesa, y algunas de las piezas que se encuentran en el Tesoro de la Parroquia de Santa María de Fitero y en los Museos de Navarra en Pamplona y el Museo Arrese de Corella, ya declaradas Benes de Interés Cultural, se van a ir uniendo otras piezas de la orfebrería navarra, de las que se han incoado ya 25 declaraciones correspondientes a otras tantas piezas.
Las declaraciones de Bienes de Interés Cultural que se están llevando a cabo están basadas en las listas indicativas que fueron elaboradas por especialistas en el año 1996 y forman parte del inventario de la Iglesia Católica en Navarra. Están, asimismo, incluidas en el Inventario General de Bienes Muebles del Patrimonio Histórico Español. Consideradas lo más sobresaliente de la platería navarra, se procede ahora a declararlas BIC, para que tengan el tratamiento legal que les corresponde. En los últimos años los trabajos de la Sección de Bienes Muebles y Registro del Patrimonio del Gobierno de Navarra se habían enfocado a la tutela de los retablos y órganos más relevantes de la Comunidad Foral; ahora se quiere ofrecer el máximo nivel de protección a los bienes más sobresalientes de las Artes Decorativas.
En el campo de la platería se pueden destacar en Navarra hasta un centenar de piezas que a su valor artístico y religioso añaden un importante valor cultural. Ejemplo de ello son los evangeliarios de la Colegiata de Roncesvalles o de la Catedral de Pamplona, sobre cuyas tapas forradas de plata juraron su cargos sucesivos abades, deanes o los Reyes de Navarra; en las cruces parroquiales que identificaban a su parroquia en celebraciones y romerías; en las lámparas votivas, como las del monasterio de la Caridad de Tulebras, que hablan de la luz que iluminaba el interior de los templos; en los cálices, copones, arquetas eucarísticas, navetas, incensarios, píxides, frontales de altar, que expresan la magnificencia del culto divino, sin olvidar los templetes procesionales como el de la catedral de Pamplona, que ponen de manifiesto el culto a la Eucaristía y la celebración de la fiesta de El Corpus en tiempos pasados. Todos ellos fueron además un vehículo para la introducción en Navarra de los nuevos lenguajes artísticos, primero el Gótico, después el Renacimiento y posteriormente el Barroco.
Algunas de estas piezas son de procedencia foránea, como los relicarios del Santo Sepulcro y del Lignum Crucis de la catedral de Pamplona, o han sido realizados por talleres riojanos, aragoneses o castellanos, y hay numerosas piezas ejecutadas en talleres locales, como los de Sangüesa, Pamplona o Estella, cuya producción es bien conocida gracias a estudios especializados.
Con esta campaña de declaraciones de Bienes de Interés Cultural de piezas de platería navarra se cumple lo establecido en la Ley Foral 14/2005, de 22 de noviembre, del Patrimonio Cultural de Navarra.
