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Las bajas temperaturas reducen las labores del campo a la recolección de cultivos de invierno lunes, 03 de enero de 2011

En la Ribera Baja, el trabajo se limita a la preparación de las fincas que vayan a albergar el guisante para su congelación   


Las precipitaciones generalizadas de inicios de periodo y las heladas posteriores, unido a las fechas navideñas, han condicionado las labores en el campo de forma que la actividad durante este periodo ha sido escasa, centrándose principalmente en la recolección de cultivos de invierno en regadío y aplicaciones puntuales de herbicidas en cultivos extensivos de secano. En la mayoría de las zonas, los trabajos del campo se reducen a la recolección de las verduras de invierno como las crucíferas, el máiz y la oliva. En la Ribera Baja, el trabajo se limita a la preparación de las fincas que vayan a albergar el guisante para su congelación. Es parte del contenido del informe semanal sobre la situación del campo, que elabora el Departamento de Desarrollo Rural y Medio Ambiente.

El periodo comprendido entre los días 24 y 31 de diciembre se ha caracterizado por un inicio con precipitaciones generalizadas en toda la comunidad, pasando a partir de la jornada 25 y durante 3 o 4 días a tiempo despejado, con temperaturas tanto diurnas como nocturnas inferiores a las históricas. Sin embargo, la llegada del viento sur a partir del día 29 ha suavizado un poco las gélidas temperaturas de jornadas anteriores.

La ausencia de lluvias ha propiciado un ligero descenso de humedad en las mazorcas de maíz lo que propicia un incremento en la recolección. Cosechada la mayor parte de la superficie cultivada en la comarca VII, la actividad se incrementa en comarcas más septentrionales. Los rendimientos están siendo buenos y la producción rondará las 120.000 tm. Si los precios se mantuvieran durante la campaña de comercialización, los agricultores verían recompensadas las penurias de los pasados años, en los que éstos no alcanzaban los umbrales de la rentabilidad.

La campaña de crucíferas parece que no se va a significar por su excelencia. Los efectos de una meteorología poco favorable desde la primavera y verano se han arrastrado durante todo su ciclo vegetativo viéndose acentuados por el frío de las semanas pasadas. Los frutos, tanto del bróculi como de la coliflor, presentan un tamaño considerablemente inferior al que le correspondería con una evolución normal del cultivo, repercutiendo negativamente en los rendimientos de las parcelas. Si a ello se une el corte precipitado de capítulos, ante la fuerte demanda de producto por parte de las industrias congeladoras para satisfacer sus programaciones, las producciones finales que se obtengan al final distarán bastante de las de una buena campaña. Otro factor no muy alentador es que las variedades en pie se van pasando de ciclo, con la repercusión negativa en cuanto a la calidad y a la aparición de enfermedades. Este déficit de la producción está promoviendo un incremento en la demanda de nuevas superficies de cara al cultivo de primavera.

El cardo, tan característico de estas fechas invernales, tampoco ha recibido de buen grado las heladas pasadas. Los fríos han afectado al cultivo en su generalidad, aunque las parcelas que tenían las plantas sin atar han sufrido en mayor medida sus efectos. Aunque ya se ha cortado una superficie considerable del cultivo, la merma de rendimientos de las parcelas está incidiendo en un incremento de la demanda por parte de las industrias transformadoras. Es de esperar que las parcelas afectadas puedan rebrotar a la salida del invierno con la llegada una meteorología más favorable, y compensar las mermas sufridas.

Las heladas han dejado muy afectadas las plantaciones de alcachofa. Dando por supuesto que la brotación de invierno ha quedado anulada, ahora se trata de poder recuperar las plantas de cara a la brotación de primavera. Se espera que en el momento en el que se consolide un aumento de las temperaturas, las plantas inicien su recuperación para mediados de febrero, ya que las plantas, aunque fuertemente afectadas, no han visto en gran medida afectada su posibilidad de rebrote.

Además de las plantaciones de Navarra, el frío no ha pasado por alto la región levantina y las fincas de la Vega Baja del Segura, que estaban en plena producción y han sufrido sus rigores dejando muy afectada la mayor parte de la superficie cultivada.

El frío se hace notar en los cultivos de secano y en los frutales

En cuanto a los cereales de secano, las precipitaciones acompañadas de fuertes hielos han interrumpido la aplicación de herbicidas que se había extendido e intensificado en el inicio de la segunda quincena de mes a prácticamente toda el área de cultivo cerealista. Así, los tratamientos que se realizaron durante esos días fueron importantes y en buenas condiciones para que las materias activas tuvieran su efecto, si bien la alta infestación de malas hierbas presente en esta campaña va a obligar a realizar un segundo tratamiento complementario en muchas parcelas.

Se espera el drenaje de los suelos y la presencia de temperaturas más suaves para continuar, mientras la fenología del cultivo sea la propicia, con la aplicación de herbicidas de los llamados de invierno o baratos.

En relación a los cultivos, las bajas temperaturas detienen el crecimiento vegetativo de trigos, avenas y cebadas, donde se diferencian claramente las parcelas sembradas a lo largo del mes de octubre y primera decena de noviembre, y las que se han sembrado a partir de la segunda quincena de noviembre. Así, en el primer grupo, que suponen la mayor parte de la superficie, los cultivos presentan un buen aspecto y se encuentran en pleno ahijamiento. Mientras, en siembras más retrasadas, la ausencia de humedad suficiente unido a las bajas temperaturas, están dando problemas de pérdida de planta en zonas de la Ribera, así como en zonas secas de Navarra Media y Tierra Estella.

Por último, reseñar que algunas parcelas de cebada principalmente, comienzan a amarillear por clorosis, si bien no se espera que comiencen las aportaciones de abonados nitrogenados hasta prácticamente inicios de enero. Para ello, las entidades cooperativas van haciendo acopio de partidas de abonos nitrogenados para cobertera en sus diferentes prestaciones (urea, urea más azufre, sulfato amónico, etc.).

El frío está limitando también el desarrollo vegetativo en general de los cultivos alternativos en secano, y comienzan a presentar cierto retraso fenológico respecto a campañas pasadas. Así, colzas de Navarra Media, Cuenca de Pamplona y Pirineos están sufriendo las fuertes heladas presentes, si bien de momento las plantas en general están aguantando. Se han realizado algunos tratamientos contra babosas y aplicaciones de herbicidas debido a la alta infestación de plantas no deseadas entre el cultivo.

En cuanto a leguminosas, las habas caballares de Tierra Estella y Pirineos presentan entre 5-8 hojas verdaderas desplegadas, y de momento la pérdida de masa foliar debido a las heladas no es significativa. Mientras, siembras de noviembre de vezas en Navarra Media y guisantes proteaginosos en la Cuenca de Pamplona y Pirineos, van emergiendo con buena presencia de planta por metro cuadrado, auque a la espera de temperaturas más suaves que permitan un impulso en la implantación y viabilidad del cultivo.

En lo referente a frutales, cada día va aumentando la superficie recolectada de olivos, rondando ya el 70-80% los trujales que han finalizado su campaña de molturación. Con los rendimientos obtenidos hasta la fecha, ligeramente inferiores a los de la campaña pasada, la cosecha de aceituna rondará las 16.000 tm, recogidas el año pasado, gracias a la consolidación de jóvenes plantaciones y a la entrada en producción de otras nuevas.

Por estas fechas, además de ciertos tratamientos fitosanitarios de invierno conservadores de la madera, y de herbicidas, la poda es la labor que impera en la mayoría de las plantaciones de frutales y de viñedo de la Comunidad foral.

Por otro lado, la presencia de nieve en cotas no muy altas de la Zona Norte, unido a las fuertes heladas registradas, obliga a que la mayor parte del ganado se encuentre estabulado o como mínimo en praderas próximas a la explotación, con aportación de alimentación suplementaria en gran parte de los casos. Esto hace que los ganaderos afinen al máximo la alimentación a aportar en un escenario donde los costes de producción (pienso, gasóleo, etc.) tienen una tendencia al alza, y los precios percibidos por los productos obtenidos en las explotaciones no acompañan para contrarrestar esta subida.  


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