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El 89% de los inmigrantes instalados en Navarra descarta retornar a su país pese al impacto de la crisis en el colectivo

martes, 26 de abril de 2011


El Ejecutivo foral publica la entrega definitiva de su cuarta encuesta sobre inmigración


Oficina de Atención a la Inmigración de Navarra

Oficina de Atención a la Inmigración de Navarra. ( ampliar imagen )

El 88,7% de los inmigrantes instalados en Navarra no tiene previsto retornar a su país de origen en los próximos cinco años, pese al empeoramiento de las condiciones laborales que ha generado la crisis económica en este colectivo, según constata el cuarto estudio sobre la situación de esta parte de la población que realizada el Observatorio Permanente de la Inmigración en Navarra (OPINA), organismo dependiente del Departamento de Relaciones Institucionales y Portavoz del Ejecutivo foral.

Según el estudio ‘La incidencia de la crisis en el colectivo inmigrante en Navarra. Encuesta 2010’, del que el Gobierno de Navarra ya proporcionó un avance a mediados del año pasado, la coyuntura económica no ha generado un incremento ostensible del deseo de retorno al país de origen o de marcha a otro país entre la población inmigrante. Tres de cada cuatro encuestados muestra su intención de permanecer en Navarra en el próximo lustro y sólo un 11,3% muestra voluntad de regresar a su país en este intervalo. Sí ha aumentado ligeramente (del 4,5% al 13,2%) el porcentaje de inmigrantes que valora la posibilidad de desplazarse a otra comunidad autónoma en los próximos cinco años en busca de nuevas oportunidades laborales.

El pronóstico a corto y medio plazo del Observatorio Permanente de la Inmigración en Navarra es que no se incrementarán sobremanera los flujos migratorios. Descarta además un retorno masivo a los países de origen. El deseo de permanencia de esta población se ve ratificado en la posesión generalizada de tarjetas de residencia permanentes, la reagrupación familiar realizada y el aumento de las adquisiciones de la nacionalidad española.

La Encuesta 2010 continúa la línea de investigación emprendida por el Gobierno de Navarra hace diez años para conocer en profundidad la realidad de la inmigración. Se trata del cuarto estudio de este tipo, tras una primera investigación general, fechada en 2000, otra centrada en el reagrupamiento familiar de personas extranjeras, realizada en 2003, y una tercera encuesta, de 2008, que giró en torno al programa de mediación lingüística e intercultural itinerante desplegado en la Comunidad Foral.


Portada del estudio 'La incidencia de la crisis en el colectivo inmigrante en Navarra. Encuesta 2010'

Portada del estudio 'La incidencia de la crisis en el colectivo inmigrante en Navarra. Encuesta 2010'

Trabajo de campo

En esta ocasión, el sondeo ha sido concebido para medir el impacto de la crisis entre el colectivo inmigrante. El estudio, del que se han editado 500 CDs para instituciones, organizaciones o particulares interesados, ha pasado a integrar el cuarto número de la colección digital de publicaciones del OPINA.

El análisis está basado en un trabajo de campo inicial encargado al Centro de Investigación y Estudios Sociales (CIES), posteriormente examinado en profundidad por el observatorio navarro.

El 71,5% de los inmigrantes consultados aseguran realizar menos actividades sociales desde que comenzaron a percibirse los efectos de la crisis, un 53,9% asegura que sus condiciones laborales han empeorado, un 47,3% ha visto incrementadas sus deudas en el hogar y un 36,1% ha perdido algún trabajo. El 31% de los encuestados señala como consecuencia directa de la crisis la imposibilidad de reagrupar a familiares que deseaba traer a España, un 34,9% se ha visto obligado a cambiar de vivienda y un 22,8% se ha visto afectado por un expediente de regulación de empleo. El 31,6% de los consultados expresa que su deseo es volver a su país, pero no tiene medios para hacerlo, y el 23,8% asegura que su familia depende de sus ingresos. El 47,7% ha realizado cursos de formación para sortear la crisis.

El OPINA resalta que la coyuntura económica ha empeorado considerablemente la situación laboral de esta población en el último bienio. El porcentaje de personas sin trabajo que busca empleo ha pasado del 20% en 2008 al 30,2% en 2010, dato que viene acompañado de un empeoramiento de sus condiciones. Así, el porcentaje de inmigrantes que tiene un puesto de trabajo no cualificado ha pasado del 44,8% en 2008 al 54,1% en el año 2010.

También se ha producido un descenso de 17 puntos porcentuales en los trabajos de cinco días, mientras que aumentan los de cuatro días o menos, lo que ha tenido un efecto directo en la proliferación de trabajos más irregulares o acumulativos. Se sustituye la jornada clásica de lunes a viernes por empleos con menos jornadas o se buscan trabajos complementarios para afrontar los efectos de la crisis. Así, la posesión de un segundo trabajo aumenta del 3,6% en 2008 al 14,4% en 2010.

Destaca, sin embargo, la capacidad del colectivo para readecuarse al mercado laboral, con un 33,8% de inmigrantes que ha logrado encontrar otro puesto de trabajo pese a haber perdido el que tenía antes de que se agudizara la crisis.

La mayor incidencia del desempleo en actividades masculinizadas se traduce en un impacto diferenciado en la situación laboral. Así, las mujeres encuestadas tienen una menor tasa de desempleo y han perdido menos trabajos que los hombres, si bien se detecta una tendencia de la población femenina a mantener varios empleos, trabajar más días a la semana y en peores condiciones laborales que los varones (el 15,2% de las mujeres que trabajan no tiene contrato frente al 7,1% de los hombres).

Las deudas ligadas al hogar se multiplican por diez

El estudio ha detectado también una peor percepción del estado de salud entre la población inmigrante, que conlleva una mayor asistencia a los recursos sanitarios, aunque aún inferior a la de la población autóctona. El porcentaje de personas inmigrantes que define su estado como “bueno o muy bueno” ha descendido en un 23% respecto a 2008 y se fija en el 65%.

La crisis está contribuyendo al aumento de todo tipo de patologías y de las consiguientes consultas médicas, sobre todo para quienes poseen unas condiciones sociolaborales más vulnerables. El centro de salud es el servicio más utilizado por inmigrantes.

En lo que respecta a la vivienda, en 2010 el 64,9% del total de la población de origen inmigrante mantenía un alquiler (52,6% arrendaba una vivienda completa y el 12,5%, una habitación). Destaca la acumulación de deudas ligadas al hogar, que se han multiplicado por diez desde 2008, lo que provoca que prácticamente una de cada dos personas inmigrantes tengan en la actualidad este tipo de deudas. Además, la subida de las hipotecas, el rechazo de muchos bancos o cajas a la concesión de préstamos y la pérdida del empleo ha derivado en que el 5,4% de las personas inmigrantes haya perdido una vivienda que poseía en propiedad o sobre la que tenía una opción de compra.

La discriminación étnica, un obstáculo para la cohesión social

Casi el 40% de las personas entrevistadas se sienten tratadas de forma diferente por ser inmigrantes. La mayor percepción de un trato diferencial se da en el trabajo (24%), en establecimientos públicos (21%) y en la calle (20,1%). En general, las personas entrevistadas de América Latina y las procedentes del norte de África se sienten más discriminadas en casi todos los ámbitos, mientras que quienes provienen de la Unión Europea se sienten más aceptadas.

El 38,5% de la población inmigrante ha utilizado entidades de iniciativa social dedicadas a su acogida e integración y el 24,1% ha utilizado los servicios sociales de base. Se confirma una disminución paulatina del uso de los recursos de acogida, que el OPINA atribuye a que la mayoría de las personas inmigrantes se encuentran en fases posteriores a la llegada, así como al aumento de las redes informales de apoyo (el 10,9% afirma que la familia del país de origen le está apoyando económicamente).

Las personas procedentes del norte de África, más vulnerables

La Encuesta 2010 revela que las personas entrevistadas del norte de África son quienes padecen más severamente los efectos de la crisis en casi todos los parámetros analizados. En el polo opuesto se sitúan las personas procedentes de otros países de la Unión Europea y, dependiendo de los ámbitos, quienes han obtenido la nacionalidad española.

La mayor incidencia del desempleo aparece en el colectivo magrebí que tenía una mayor presencia en la construcción. Este colectivo es el que más ha perdido el empleo (53,2%), el que más se ha visto obligado a cambiar de vivienda desde 2008 (un 48,4%) o ha perdido una vivienda en propiedad o con opción a compra (12,9%).


Nota de prensa:

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