Hoy la población mayor es más numerosa. Aumenta la proporción de personas de edad en la población y entre ellas las de más de 80 años son el segmento con mayor ritmo de crecimiento. Ya es habitual que niños y niñas no sólo conozcan a sus abuelos, sino también sus bisabuelos, sobre todo bisabuelas, ya que las mujeres viven en Navarra entre 6 y 8 años más que los hombres.

El porcentaje de personas ancianas con incapacidad está disminuyendo y las personas mayores son, en general, hasta edades avanzadas agentes activos de su salud y su vida, y además una nueva fuerza para el desarrollo familiar y social (participan en actividades culturales sociales, viajes, cuidado de nietos y mayores, etc.). Aún así, todavía persisten corrientes de opinión que ligan vejez exclusivamente a deterioro e incapacidad.

Una vejez sana requiere de medidas políticas y sociales (urbanismo, vivienda, transporte, educación, salud, bienestar social, etc.), mejorar las condiciones de vida de los grupos más desfavorecidos, un pueblo o una ciudad amigable con las personas mayores, acceso a servicios sociales y de salud y una reorientación de la atención sanitaria hacia las enfermedades crónicas (cáncer, diabetes y enfermedades del aparato circulatorio).

Además, para envejecer con salud es necesario desarrollar estilos de vida sanos: hacer ejercicio físico suficiente y cuidar el cuerpo (alimentación, dejar de fumar, peso saludable, prevenir las caídas…), mantener el cerebro activo y cultivar las emociones, adaptar el entorno (barras para agarrarse en la ducha, suelo antideslizante, eliminar alfombras y obstáculos…) y cuidar las relaciones y la vida social.

El envejecimiento es una experiencia universal y personal, con muchas formas de envejecer, casi tantas como personas. Es a la vez un gran logro y un importante desafío tanto personal como social.